LAS ALAS DEL DESEO: CUANDO EL NIÑO ERA NIÑO

Pinturas al óleo y collage de David Bauzó Alanzor 
 
 

¡Buenos días Amor! Estoy excitado, contento y con muchas ganas de tu mirada. Estoy como un niño pero esta vez desde el hombre. Creo que lo estoy recuperando... el deseo truncado del Niño. El más genuino. Lo que aquel niño ya sabia, hemos venido a ser, a expresarnos. El deseo de ser. Ser a través de la expresión. Formamos parte de un todo. Y la manera que tenemos es la expresión, la expresión es la vida.

El deseo de tu mirada pero no para quedarme enganchado en ella, no para perderme en tu opinión ni en la validación. Deseo tu mirada para compartirnos, es la manera que tenemos de vernos los unos a los otros. Es la manera para poder darnos juntas el baño de almas entre cuerpos de carne y sangre. Vernos los unos a los otros es la manera de compartir y que el deseo más genuino de ser, se pueda encarnar.

El deseo de que nuestro ser se exprese tan libre como sea posible para formar parte del todo. Cuando truncamos este deseo es cuando nos quedamos enganchados en la mirada del otro, es cuando nos perdemos en la inmensidad del universo, es cuando la individualización, en lugar de hacernos seres libres, nos convierte en seres encarcelados, esclavos de la mirada y validación del otro para existir, convertimos a los seres humanos en nuestros propios carceleros, no te veo ni me veo y nos convertimos en prisioneros de nuestro cuerpo, nuestro cuerpo como cárcel.

La mirada sirve para compartir, sentir que estamos hechos de carne y amor. Venimos con todo lo necesario para ser... convertir nuestro cuerpo en instrumento de liberación, en luz, en el vehículo para ser libres a través de su expresión. solo hay que confiar, entregarse y ser lo suficientemente valientes como para desintegrarnos y morir para poder expresar nuestra individualidad formando así parte del todo.

Compartiendo y disfrutando de la individualización y singularidad de cada una de nosotras. Todas estas singularidades son los colores de los que el universo está hecho. El universo en un ojo, el universo en nuestro mundo, el universo lo hacemos todas juntas.
Y lo experimentamos a través de la expresión, y necesitamos la mirada del otro para compartir, aprendiendo a verme para poder verte. Relacionarnos desde la expresión del ser. Con todo el miedo que esto pueda generarnos. El camino del amor. El camino de la compasión, asusta, porque requiere de la valentía de dejarse morir. La compasión hacia el otro empieza por la compasión hacia uno mismo.

Luz-compasión-con pasión

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1.Magia, el origen / 65,5 x 50 cm

2. Big Bang / 65 x 50 cm

3. La semilla / 50 x 65 cm 

 

Cuando el niño era el niño 

poema de Peter Handke

 

Cuando el niño era niño, andaba con los brazos colgando, quería que el arroyo fuera un río, que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una. Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito, frecuentemente se sentaba en cuclillas, y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá? ¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio? ¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?
...

4. La llegada / 50 x 65,5 cm

5. La hora del baño / 70 x 50 cm

6. Abrazo / 50 x 65,4 cm

7. Inocencia / 29,5 x 41,8 cm

8. La ola / 50 x 70,1 cm

...
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy, no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,

ya no seré más éste que soy?

...

9. El universo en un ojo / 70,1 x 50 cm

...

Cuando el niño era niño,

Imaginaba claramente un paraíso

y ahora apenas puede intuirlo.

Nada podía pensar de la nada, y ahora se estremece ante a ella.

...

10. Reflejos o vacío / 70,1 x 50 cm

11. Cuento de hadas / 50 x 70,1 cm

12. Herida / 65,5 x 50 cm

13. Dolor y expulsión o explosión / 70,1 x 50 cm

14. La caída / 50 x 70,1 cm

15. Ocaso / 29,7 x 42 cm

...

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan y hoy sigue siendo así.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.

En cada montaña ansiaba la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba una ciudad aún mayor y aún sigue siendo así.

En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado como aún lo sigue estando,
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol, y ésta aún sigue ahí, vibrando.

16. El salto/ 65,5 x 50 cm

17. Entrega / 29,7 x 42 cm

18. Muerte y deconstrucción / 42 x 29,7 cm

19. Vida: el arbol del deseo / 65 x 50 cm

20. Luz-compasión-con pasión / 32,9 x 41,2 cm

David Bauzó Alanzor